Como seres humanos y en razón de nuestros conceptos, principios y enseñanzas estamos acostumbrados a calificar hechos y acciones colocándolos dentro de parámetros de medición, ello en nuestro desarrollo físico es lo correcto ya que necesitamos siempre tener una base para poder decidir que es lo correcto o incorrecto en un actuar o decisión a realizar.Pero cuando pensamos en la comunicación espiritual todos estos parámetros y conceptos solo hacen que nos limitemos y disminuyamos, la comunicación para que sea efectiva y produzca un resultado positivo debe de estar basada en la neutralidad, es decir; todos y cada uno de los seres humanos posee su propio libre albedrío y su actuar corresponde precisamente a cada ser y por lo tanto cuando realizamos una consulta, un análisis debemos de retirar de nuestro pensamiento el calificar o comparar lo que a un ser le ocurre con lo que a otro ser le pueda haber ocurrido, cada consulta, cada análisis es total y absolutamente independiente de los demás y por lo tanto no debería de existir un punto de comparación.
Ello no es más que el principio de neutralidad donde todos nuestros conocimientos, percepciones y vibraciones en el momento de realizar una comunicación en la búsqueda de una respuesta no deben estar supeditados a valores preestablecidos, propiciando así que nuestro ser interior este listo y abierto a recibir la respuesta requerida.
Todo lo anterior va dirigido específicamente en el caso del uso del péndulo que cuando realicemos una consulta no coloquemos conocimiento o sentimientos en ella, ocurre con mucha frecuencia que al analizar las vibraciones en una casa inconcientemente pensemos en nuestra casa o en la de personas que conocemos, si así lo hacemos las respuestas no serán las adecuadas.La sugerencia es sencilla: Cada vez que realicemos una consulta de cualquier tipo pensemos en neutralidad, retiremos conceptos y valores para así recibir las respuestas adecuadas.
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